De Mistura, Un enviado al margen de las normas diplomáticas
Dr Tarik TLATY, Presidente del Centro Marroquí de Estudios e Investigaciones Estratégicas
Comunicado de prensa
No cabe duda de que la chocante y controvertida actuación del Representante Personal del Secretario General de la ONU para el Sáhara marroquí, Sr. De Mistura, en relación con la cuestión de la integridad territorial del Reino de Marruecos, que suscitó en él propuestas fantasiosas que llegan incluso a prever el reparto del territorio del Reino, no es sorprendente para un enviado carente de legitimidad, dado que ya había retirado de su agenda la cuestión de la integridad territorial, al responder positivamente a una invitación de los dirigentes de Sudáfrica para debatir esta cuestión sin previo anuncio ni justificación, al margen de todos los acuerdos internacionales y en una violación sin precedentes de todas las restricciones y decisiones de las Naciones Unidas relativas a la naturaleza de su misión.
La metedura de pata de De Mistura constituye una grave desviación de las normas diplomáticas que rigen este tipo de cuestiones y conflictos regionales, que se rigen por los rigurosos principios y mecanismos de las Naciones Unidas, que no pueden cuestionarse en modo alguno. Éstos se someten exclusivamente al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como parte de un proceso de la ONU que va más allá de toda idea anticuada. Así pues, para confirmar esta deriva indigna en la gestión de la misión de “mediación de la ONU”, puede decirse que la desviación de De Mistura de la legitimidad, sobre todo en el contexto actual, se asemeja a un golpe de Estado armado que no difiere de los métodos de los bandidos.
Así pues, cualesquiera que sean las justificaciones presentadas por el representante personal del Secretario General de la ONU, Sr. De Mistura, respecto a la visualización de un guión de partición, negociado fuera de toda legitimidad durante su anterior visita para discutir el dossier del Sáhara marroquí en Sudáfrica, además de su conocimiento previo de las posiciones públicas hostiles de este régimen hacia la integridad territorial por parte de los corruptos enemigos del Reino, en peligrosa coordinación y planificación con el renegado régimen militar argelino. Todo esto nos permite decir lo siguiente:
No creemos que el Sr. De Mistura sea un funcionario internacional incompetente, y no se le puede calificar de estúpido o fracasado, ni nada por el estilo. Es seguro que comprende la realidad de este tipo de derivas establecidas por llamamientos dudosos e iniciativas malintencionadas, que tienden ciertamente a tratar de diluir las misiones principales y exclusivas de las Naciones Unidas en la gestión de conflictos y controversias.
También buscan, por medios tortuosos y astutos, golpear las bases diplomáticas del mundo, destruir los cimientos y pilares, así como las normas internacionales y globales relacionadas, y trabajar para barajar las cartas y reorganizarlas según planes maquiavélicos afines a la práctica de la estafa política y diplomática, con el objetivo de socavar los esfuerzos de las Naciones Unidas y diluir su papel global en la resolución de conflictos.
Así pues, el planteamiento de De Mistura, cualesquiera que sean los méritos de las justificaciones que aduce, es en realidad una deriva peligrosa que establece una especie de normalización con desprecio y minimización del papel de la ONU en el tratamiento de los asuntos de los pueblos, e intenta crear intermediarios y alternativas ficticias, fabricar plataformas, círculos y referencias surrealistas a medida, con el claro objetivo de demonizar las misiones de las Naciones Unidas y de su órgano ejecutivo, el Consejo de Seguridad.
En este contexto, es imperativo que los responsables del Reino de Marruecos traten con rigor y seriedad los incesantes excesos del Sr. De Mistura, lejos de todas las justificaciones ilógicas que pueda esgrimir para legitimar su corrupta caída, y suspendan toda forma de contacto con él hasta que se hayan planteado todas las cuestiones vinculadas a esta etapa de consecuencias imprevisibles, y se hayan aclarado las intenciones y objetivos aparentes y ocultos que se esconden tras este tipo de conspiraciones.
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